jueves, 15 de junio de 2017

NEURODIDÁCTICA: PARA APRENDER ES NECESARIO EMOCIONARSE

Neurodidáctica: Para aprender es necesario emocionarse
El aprendizaje, tal y como lo conocemos, está basado en la acumulación de conocimiento y la capacidad de memoria que se testea en un examen.
Todos los que hemos ido a la escuela conocemos este proceso. Esta metodología tiene su origen en el ágora griega donde los sabios transmitían su conocimiento a sus alumnos.  Estudios recientes se cuestionan si es realmente efectiva y buscan nuevas fórmulas para la docencia.
Eric Mazur es profesor de Física Aplicada en la Universidad de Harvard y en sus inicios daba las clases tal y como las había recibido: transmitiendo oralmente conocimientos. El nivel de satisfacción de sus alumnos era alto y obtenían muy buenos resultados académicos. Aún así, Mazur se cuestionaba el grado de efectividad de sus clases y empezó a investigar el proceso de aprendizaje cambiando el planteamiento de problemas y acercándolos a situaciones más reales. “Su conclusión fue que el método expositivo era insuficiente porque le convertía en un mero transmisor de información que comprometía el aprendizaje real de sus alumnos”.
En 2010 un equipo de investigadores del MIT de Boston colocaron un sensor electrodérmico durante una semana entera a un estudiante para medir la actividad de su cerebro. Resultó que la actividad cerebral era prácticamente nula tanto si estaba en una clase magistral como si veía la televisión. Esta experiencia reforzó la hipótesis de Mazur sobre la poca efectividad del receptor pasivo.
El neuropsicólogo infantil y Director del Máster en Neurodidáctica de la Universidad Rey Juan Carlos, José Ramón Gamo, afirma que “El cerebro necesita emocionarse para aprender”. La neurodidáctica se basa en la investigación científica y su relación con los procesos de aprendizaje. Propone “un cambio de metodología de enseñanza para sustituir las clases magistrales por soportes visuales como mapas conceptuales o vídeos con diferentes apoyos informativos como gráficos” pero sobretodo apuesta por el trabajo colaborativo: “El cerebro es un órgano social que aprende haciendo cosas con otras personas”.
La Neurodidáctica respeta el proceso  que sigue la actividad cerebral durante el aprendizaje: la motivación, la emoción, la atención y la memoria. Teniendo siempre presente la plasticidad neuronal y  la experiencia que supone aprender. El centro de todo este proceso es el alumno, no el profesor.  
La neuroplasticidad cerebral es la cualidad que tiene nuestro cerebro de cambiar las conexiones sinápticas, y al hacerlo éstas almacenan nuevas informaciones. En Bioneuroemoción sabemos que el aprendizaje puede ser recreado de forma virtual. Por eso es tan importante aprender a observar. La visualización de una situación viviéndola con emoción permite cambiar estas conexiones neuronales por otras nuevas, y esto nos libera.
En el libro El Obervador en Bioneuroemoción, Enric Corbera nos dice: “El Universo cuántico es muy sensible a las emociones, pues estas poseen una fuerza descomunal capaz de mover estados mentales y fisiológicos de nuestro cuerpo físico. Lo que NO nos emociona no existe en nuestra memoria y en nuestro mundo mental”.
En un acompañamiento en Bioneuroemoción el cliente puede tomar conciencia de que sus percepciones le permiten cambiar sus creencias o deshacerlas mediante un desaprendizaje. Si cuestionamos lo que vemos, si somos capaces de reaprender, podemos cambiar nuestra realidad, y nuestro cuerpo lo reflejará como un estado de salud física y mental. 

Somos seres emocionales: vivimos nuestras experiencias y las guardamos en nuestra memoria consciente o inconsciente gracias a la emoción que acompaña a todo acto y a toda vivencia.

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